19.2.06

Reflexiones antes de ver Futbol de Primera

Tenía ganas de postear algo y a la vez, la abundancia y la calidad de los temas me exigía un esfuerzo mental que este domingo, ardiente como el auto de Nikki Lauda, me impide hacer. Lo que no quiere decir que escriba estos párrafos a media máquina. Como a Gatica, al público "se lo respeta".

Quería agradecer los comentarios elogiosos que ha recibido este emprendimiento asarozo y arbitrario. Comienzo a sospechar que dichos panegíricos están proclamados por aquellos que nunca nos han leído. El éxito se sabe, es una confusión. Ya estamos cerca de las mil visitas, bien puntanos!

Me reconforta tener entre nuestros commentadores a F.A. (aka el ortodoxo) y, fundamentalmente a L.M., que, como corresponde a los ídolos, desconocía a su grupo de fanáticos; pero hey, un día te levantás y sos big in Japan.

En otro orden de cosas, renové el template -lo que rodea al texto-, agregando algunos links, ampliando la galería de blogs y señalando algunas obsesiones pasajeras sobre libros, cine y música. Si no la ven, bajen hasta el final del blog y la encontrarán.

Les dejo, como despedida, algunos párrafos de lo que estoy leyendo actualmente que me rozaron, tal vez, una fibra íntima.

El arte es lo opuesto a las ideas generales, no describe sino lo individual, no desea sino lo único. No califica, descalifica. Por más que nos preocupen, nuestras ideas generales pueden ser parecidas a las que están en curso en el planeta Marte, y tres líneas que se cortan forman un triángulo en cualquier punto del universo. Pero observen la hoja de un árbol, con sus caprichosas nervaduras, sus colores que varían por efecto de la sombre y el sol, la hinchazón levantada por la caída de una gota de lluvia, la picadura que le deja un insecto, la huella plateada del pequeño caracol, el primer dorado mortal que ha marcado el otoño; y busquen una hoja exactamente igual en todos los grandes bosques de la tierra: los desafío a que lo hagan. No hay ciencia del tegumento de una hojuela, de los filamentos de una célula, de la curvatura de una vena, de la manía de una costumbre, de los rodeos de un carácter. Que tal hombre tenga la nariz torcida, un ojo más alto que el otro, la articulación del brazo anudada; que tenga la costumbre de comer a tal hora una pechuga de pollo, que prefiera un vino generoso al chateau-margaux, eso es lo que no tiene parangón en el mundo.

Marcel Schwob, Vidas Imaginarias.

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[...] ¿y qué espera usted conseguir, exactamente, con su investigación?
-Salvar al mundo -replicó solemnemente Sheldrake.
-¿Cómo ha dicho?
-El turismo está desgastando el planeta -Sheldrake rebuscó de nuevo en su plateado maletín y extrajo de él un fajo de recortes de períodico marcados con rotulador fluorescente amarillo. Los hojeó rápidamente-. Los senderos en el Lake District se han convertido en zanjas. Los frescos de la Capilla Sixtina se están estropeando a causa del aliento y el olor corporal de los espectadores. Cada minuto entran en Notre-Dame ciento ocho personas, sus pies erosionan el suelo y los autocares que las traen corroen la piedra de la fachada con los gases del tubo de escape. La contaminación debida a los coches que hacen cola para llegar a las estaciones de esquí de los Alpes está matando a los árboles y causando aludes y deslizamientos de tierras. El Mediterráneo es como una taza de water sin cadena; si nada en sus aguas, tiene una probabilidad contra seis de pillar una infección. En 1987 tuvieron que cerrar Venecia un día porque estaba llena. En 1963, cuarenta y cuatro personas bajaron por el río Colorado en una balsa; actualmente hay un millar de viajes al día. En 1939, un millón de personas viajaron al extranjero; el año pasado esa cifra fue de cuatrocientos millones. En el año 2000 podría haber seiscientos cincuenta millones de viajeros internacionales, con un número cinco veces mayor de personas viajando en sus propios países. El mero consumo de energía que esto supone ya es portentoso.
-Dios mío -murmuró Bernard.
-La única manera de parar esto, legislación aparte, consiste en demostrar a la gente que en realidad no disfrutan cuando salen de vacaciones, sino que se entregan a un ritual supersticioso. No es una coincidencia que el turismo ascienda precisamente al declinar la religión. Es el nuevo opio del pueblo, y como tal debe ser denunciado.

David Lodge, Noticias del Paraíso
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Génesis de la tristeza
No hay insatisfacción profunda que no sea de naturaleza religiosa: nuestros fracasos provienen de nuestra incapacidad para concebir el paraíso y aspirar a él, lo mismo que nuestros malestares de la fragilidad de nuestras relaciones con lo absoluto. "Soy un animal religioso incompleto, padezco doblemente de todos los males" -adagío de la Caída, que el hombre se repite para consolarse. Al no lograrlo recurre a la moral, decide seguir a riesgo del ridículo, su consejo edificante. "Resuélvete a no estar triste", le responde ésta. Y él se esfuerza por entrar en el universo del Bien y de la Esperanza... Pero sus esfuerzos son ineficaces y antinaturales: la tristeza se remonta hasta la raíz de nuestra pérdida..., la tristeza es la poesía del pecado original...
E. M. Cioran, Breviario de Podredumbre
Que sigan bien.
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