21.7.07

Friends Of Mine

Todos sabemos que el día del amigo es un invento argentino y un pretexto comercial. Oponerle dos canciones acaso sea la forma más elegante de festejar la ocasión. Ambas se llaman Amigos Mios. La primera es del tradicional grupo de pop inglés The Zombies y forma parte de uno de los mejores discos de los sesenta, el fundamental Oddesey & Oracle. La otra, pertenece a Adam Green, que esperanzó a varios con el contemporáneo Friends Of Mine y luego nos defraudó con practicamente todo lo que editó luego.
Thats All Folks!


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10.7.07

¡La alegría del pueblo era la nieve!

Si faltaba algo para que el porteño ABC1 se sintiera en Europa era una nevada. No quita que...
Ver nevar, evidentemente, viene a sumarse a esos momentos de intimidad urbana con la naturaleza: sentir el agua en los pies en el verano; lagrimear con el viento en la cara viajando en tren; regocijarse oliendo el humo de carbón papel y madera al calor del fuego de un asado. Los periodistas hablarán del calentamiento global, de la película de Al Gore y de lo que "dejó" la nieve. Al diablo con ellos.
C1 y C2, llegaron a la plaza Devoto antes que cualquiera. C1, con lo que filmó, asegura haber armado "un videito que voy a presentar en el BAFICI del año que viene. Recoge las influencias de Jonas Mekas, de Tim Burton y Stan Brahkage" sostiene, sin ponerse colorado. "[...] la crítica, acostumbrada a la pereza intelectual, se sorprenderá ante las imágenes que he podido registrar, que están entre el expresionismo alemán y el Godard menos comercial." "Y todo esto", remarca C1, "con un cuarto del presupuesto de una de Perrone". "En breve, en el You Tube", nos advierte el novel director antes de lo que dejemos hablando solo.


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5.7.07

La canción de la paliza o porque deberiamos empezar a dudar de los montoneros

Curiosamente, como todo lo que sucede en el mundo que habitan C1 y C2, esta maravillosa canción de Astrud, se convirtió en el pequeño pero ruidoso hit que acolchonó las mil y una lecturas de los documentos Montoneros compilados en el libro de Baschetti. Finalizada la monografía, C2 ya no quiere saber nada con el texto escrito en general; C1, por su parte, empieza a creer que aquella "juventud maravillosa" de los setenta es un invento de Bonasso y se ve tentado de decir que los grandes jovenes de los dorados setentas son los padres y teme tener razón.
"No sólo eran mucho más intolerantes que los jóvenes de ahora" asegura C1, "eran mucho más ignorantes y si cabe la posibilidad, mucho menos revolucionarios".
La canción de la paliza, dedicada a los imberbes de ayer, de hoy y de siempre.

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22.6.07

Just Push Play!

Como saben, este blog se desvive por uds. Sumando nueva tecnología, ahora pueden escuchar la música de la letra de acá abajo. Sólo apreten ese play verde and enjoy it!
Y por supuesto, este espacio suma adhesiones para que Astrud e Hidrogenesse -pequeña empresa que necesita nomás de "100 personas" como dijeron aquí- toquen en Buenos Aires.

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20.6.07

Disfraz de tigre


La conocimos en su primer día de trabajo,

media jornada en la caja de un supermercado,

le preguntamos: “¿a que te dedicas?” y nos dijo:

“soy una caja registradora”

“soy una caja registradora”

En la feria anual de los sintetizadores,

Le dejamos tocar nuestro nuevo vocoder.

Se acercó al micro y dijo:

“soy un vocoder”

“soy un vocoder”

“soy un vocoder”

“soy un vocoder”

A los doce años la cambiaron de colegio

La pusieron delante de sus nuevos compañeros

Le preguntaron de donde venia y dijo:

“yo he venido de mi casa”

“yo he venido de mi casa”

En la fiesta de disfraces fue con traje a rayas

Una cola muy larga y guantes con garras,

Le preguntamos que era y dijo:

“soy un disfraz de tigre”

“soy un disfraz de tigre”

“soy un disfraz de tigre”

“soy un disfraz de tigre”

Hacia más de dos años que no la veíamos

Vino a visitarnos sin previo aviso,

Tenía una moto, se había teñido,

Hablaba susurrando con acento argentino,

Nada más vernos nos dijo: “¿Quién soy?”

Y le dijimos cuatro cosas:

“eres una máquina”

“eres una piedra”

“eres una planta”

“eres un animalito”

Máquina. Piedra. Planta. Animalito.

Máquina. Piedra. Planta. Animalito.

Máquina. Piedra. Planta. Animalito.

Máquina. Piedra. Planta. Animalito.

Máquina.


Hidrogenesse en "Animalitos", 2007.

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19.6.07

Ricardo Vilca


Cuando lo vimos hace unos meses en Humahuaca, tomando una chinchibila con C2, Ricardo Vilca dijo -como si mascara coca- antes de empezar a tocar:
"ya voy a cambiar el folklore cuando esté muerto".
Ojalá se cumplan sus deseos.

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23.2.07

Alegre Mascarita













En poco tiempo, asegura C1, va a convertir a C2 en una cinéfila. La cosa es más o menos así: C1, conspicuo downloader de casi todo lo digitalizable (de un libro de Vesalio hasta Ilsa, la loba de la SS y todo lo que a ud. se le ocurra poner entre medio) lleva el material que obtiene de su cibernética mula a la casa de C2. Allí se ampara bajo un inefable DVD Stromberg Carlson que anduvo dos veces y se rompió... tardaron más de un mes en refaccionarlo, pero como en un film americano, en el arreglo quizás intervinieron fuerzas celestiales que permiten al artefacto leer cualquier cosa que uno le ponga dentro. La cuestión es que la susodicha ya ha visto estrenos mundiales antes de que pasen por la cartelera local. Incluso la suegra de C1 vió Maria Antonieta antes que él. No hace mucho vieron juntos V de Vendetta, que rima con la anterior. Sobre ésta película vamos a hablar ahora.

Más que emitir un juicio subjetivo -que puedo resumir en me gusto- me interesa sobretodo señalar diversas cuestiones por las que creo que V de Vendetta acierta con algunas reflexiones (aunque suene un poco demasiado para las intenciones del film) sobre el estado de las cosas en la sociopolítica contemporánea. Incluso alguien que no haya visto más que el trailer o leído la reseña puede llegar a creer que estoy resaltando ese fresco sobre la sociedad de control (entendida en su acepción más vulgar para no discutir a Deleuze-Guattari) qué -sin ir más lejos- también refleja Niños del Hombre. Nada más lejano. Creo que en eso fallan, que atrasan unos cuantos años y que no reflejan ni ésta época ni el futuro; digo esto a riesgo de equivocarme, dado que yo tampoco sé como será el mundo en veinte años. Si creo, en cambio, que hay una trayectoria, que no tiene un inicio claro, que va dejando su marca en todas las instituciones; mejor dicho, sobre el lento pero inexorable derrumbe, no ya de las instituciones en sí (su edificio sería un ejemplo) sino de su autonomía. Si me conceden la idea, creo que en el futuro nos enfrentaremos a complejos sistemas de relaciones políticas -relaciones de fuerza, ni más ni menos- que, en una visión pesimista, serán la estructura donde la metástasis de las formas que ha adquirido el capitalismo -en especial, la mercancía- se extienda cada vez más sobre el sistema nervioso de nuestras sociedades. Decir esto cuando el Estado norteamericano se erige como juez del mundo puede sonar a despropósito. No menos cierto es qué la historia nos enseñó que el Imperio Romano se vino abajo, entre otras causas, por su afán de despliegue.
Volvamos a V de Vendetta: ella nos muestra un futuro muy cercano en el que Inglaterra está sojuzgada por un régimen fascista que controla a la población a fuerza de poder de policía y distribución de ideología a través de los medios de comunicación. No muy diferente a lo planteado por conocidas novelas del siglo XX como 1984 o Un Mundo Feliz. Sin embargo, V de Vendetta se distingue de aquellas, aunque ni siquiera lo parezca para el autor. En el prólogo del comic, editado en el año 1988, el reconocido guionista Alan Moore decía:

Comencé V de Vendetta en el verano de 1981 [...] Terminé V de Vendetta en el invierno de 1988.

Ahora estamos en 1988. Margaret Thatcher comineza su tercer mandato y lidera sólidamente un Partido Conservador hacia el próximo siglo. Mi hija tiene 7 años y en la prensa circula la idea de campos de concentración para los enfermos del SIDA. La nueva policía anti-disturbios lleva visores negros como sus caballos, y sus furgonetas transportan videocámaras giratorias en sus techos. El gobierno ha expresado su deseo de erradicar la homosexualidad, incluso como concepto abstracto. Y uno se pregunta qué nueva minoría será atacada legalmente después.

Hasta aquí, un Alan Moore bastante pesimista. Es más que probable que un tercer mandato consecutivo de la dama de hierro nos impulse a creer que no hay esperanza para la raza. Criticar a Moore con el diario del lunes constituiría una necedad del mismo tenor que creer que tales cosas no han sucedido nunca. Han ocurrido en el pasado, seguramente se registren hechos similares mientras escribo este post y sin ninguna duda, tendremos noticias lamentables en el futuro. Pero, probablemente, no suceda en Inglaterra ni en alguna otra potencia.

El vengador anónimo











Lo destacable es V. El principal conjurado contra el régimen fascista no es un político, ni un guerrillero, ni pertenece a una organización; se me dirá que es un terrorista pero que lo sea es más una incorrección política qué la defensa de una metodología. Es (más bien, puede ser) un tipo común como cualquiera de nosotros. Su motivo: la venganza lisa y llana sin la cobertura de una doctrina. Es curiosa esta inversión: la industria cultural ha construido dos arquetipos del vengador, a saber, el villano que aún teniendo razón elude los farragosos caminos legales para ejecutar su plan de venganza generalmente contra un Estado democrático que como enseñan las profesoras de educación cívica, es el mal menor. La otra figura es, claramente, el que hace justicia por mano propia, cuyo paradigma, recordarán, fue Charles Bronson. Este sería el vengador por derecha. De cualquier manera, se repite la idea de que el Estado no responde a la necesidad de justicia "completa".Lo que es decir: a la necesidad distributiva de que un crimen se pague con una pena equivalente. En otras palabras, el Estado moderno no quita ojos ni dientes.
V, que ha sido encerrado en un campo de concentración y ha servido como conejillo de indias, decide vengarse de cada uno de los responsables de su cautiverio. Desde una doctora hasta el primer ministro. Podemos encuadrar a V dentro del primer estereotipo, considerando que en vez de ser el villano es el héroe; un héroe, con genealogía de villano.
Lo más importante no es esa inversión. Importa que V no tiene doctrina y busca justicia. Nuestro país es pródigo en este tipo de figuras. De las madres de plaza de Mayo, pasando por Blumberg y los padres de Cromagnon, hasta la comunidad catamarqueña en el caso María Soledad. Cada uno con su especificidad y metodología pero todos coincidendo en la búsqueda de justicia en calidad de víctimas. Las Víctimas (en primer o segundo grado, pero básicamente en segundo grado) contra el Estado. Lo dice V: volar el parlamento es volar un símbolo más que un edificio. Ibarra no cae gracias al poder de la política (en sentido amplio, en donde por un lado están los discursos de los diputados justificando su voto y por el otro las trasnochadas negociaciones alla Scorsese, hechas en un restorán italiano), sino porque los símbolos a los que apela: la democracia (Strassera), los derechos humanos (la Carlotto), los artistas (Fontova) y los intelectuales (cuantos profesores de Sociales!) ya no son más que una cáscara, un tinglado que ya no cubre un chaparrón... "los políticos", dice V, "son los que nos deben temer a nosotros"... Hoy día, cualquier manifestación crítica parece hacer temblar la oxidada estructura estatal. Aún cuando se consideren los índices de popularidad o la exitosa marcha de "la economía", nadie tiene la vaca atada.
Por estos motivos qué señalo, V de Vendetta, más que mostrarnos un futuro dominado por un Estado omnipresente, nos enseña qué no hay político que no tiemble ante la posibilidad de qué, hasta un hecho fortuito e insignificante se transforme en la peste roja qué, como sabemos, se presenta para arruinar la fiesta con una sonrisa petrificada.

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