29.3.06

La turista accidental





















Este blog necesitaba riego. Hoy les ofrecemos otra aventura de las dos C y un llamado a la solidaridad.

Otro domingo, soleado como el anterior, tan igual a cualquier domingo en los que se saca el auto y, muchas veces, a la mujer y a los hijos de la casa a pasear como si fueran canes, C1 y C2 se embarcan en un nuevo viaje hacia lo desconocido. Obra de un destino remolón y por que no quedaba otra, C1 y C2 llegan -again- tarde a Plaza Francia, que es como ir de Luján a Buenos Aires con toda la peregrinación viniendo hacia nosotros. C2 sugiere entrar en la Iglesia. C1, cree que ambos pueden llegar a poner a baño maría el agua bendita con sólo pisar el sagrado hogar de Dios por lo que duda de la convocatoria de la otra C. C2 ve que está por comenzar una misa. C1 -sabrán- hereje militante, trata de ganar la calle. C2 huye también del riesgo de terminar, como en el Gran Hermano, en el confesionario; hecho que, sugiere C1 con animus injuriandi, provocaría un ruidoso cisma. Más por inercia que por otro motivo, C1 y C2 entran en otro templo, más secular, pero en el que se profesa (acaso) la misma fé por los milagros. Ambas Ces se encontraban en el Centro Cultural Recoleta -aka el cultureta-. C1 cree que C2 acaba de perder la virginidad de los museos. Nunca es tarde si la muestra es buena. El cultureta, desde hace un tiempo, ofrece la retrospectiva de un artista argentino que se llama Eduardo Stupia. Si a alguien que esto lee le interesa saber de que va la obra de este gaucho, le podemos decir que empieza como un De La Vega, después es Brueghel y un poco más adelante como si a los cuadros de Brueghel le hubieran pasado un acelerador de partículas y por último, pura abstracción (todo en riguroso negro sobre blanco). La primera reacción de C2 es preguntar que corno quiere decir este tipo con todos esos dibujos tan chiquitos. C1, que sufrió la Bernixplotation, la invita, primero a bajar la voz y después le explica candorosamente que no hace falta encontrar un sentido, y que no trate de hallar una relación de causa y efecto entre el título del trabajo y la obra. Parece que el tono pedagógico convence a C2 como la música a una fiera. Luego de estar callada durante algunos minutos (¡el arte salva! tenía razón Adorno), ante una requisitoria de C1, C2 dice que está buscando a Wally. El comentario hace dudar a C1 de la pertinencia del museo, del área transdepartamental de crítica de arte del IUNA y porque no, del propio arte. ¡C2 es posmoderna!. Luego ante un bello cuadro abstracto pero no tanto (C2 imaginó un pantano, C1 un pantano y "eso debe ser un cocodrilo") C2 lo califico de lindo, C1 le preguntó porque motivo, C2: "lindo para tenerlo en el living". Fin de la aventura.

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Llamado a la solidaridad: Compañeros (varones porque las mujeres aca leen pero no comentan) se acerca el mundial, y uds. ya saben, nos van a abrumar con estadisticas pedorras y biografías insustanciales. Por otro lado, en estos tiempos en los existe una manifiesta "memoria colectiva", algo en lo que este blog no cree ni por las tapas, creemos que es necesario HACER UN BLOG PARA EL MUNDIAL. Nos explicamos: una empresa finita, que arranca dentro de unos dias y termina con la final (o unos dias despues). Eso de vida útil. Se me ocurre también volcar ahí, la relación de cada uno con los diferentes mundiales y hacer biografías apócrifas. Nos falta un nombre y quiénes quieran escribirse algo. Yo ya me anoté, el Oscuro también... Luca ud? No hace falta ser un fanático del fútbol, de hecho pueden criticar la idea de "mundial" y si es mujer que se queje de que no le pasan cabida. Veremos, eso es todo por ahora. Sepan que los quiero, ahora que soy proletario, aún más.
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7.3.06

Vuelve el perro arrepentido

Diferentes motivos mantuvieron a este cronista irregular en el desierto de las ocurrencias más o menos felices. Ajeno al destino de las musas, desandó otro camino en busca de experiencias. Sin embargo, breves paseos por lugares inhóspitos y no tanto, le sugieren nuevas inquisiciones y remembranzas que aún no puede distribuir entre lo que es bueno y lo que es malo.

Lunes 6 de Marzo. En Los Cachorros, Avda. Díaz Velez 5011. Se me terminó Noticias Del Paraíso de Lodge así que voy a mi librería preferida, que no es Ghandi ni Un Gallo Para Esculapio. Mi abastecedor de libros leídos (y a veces subrayados con resaltador Sakura) es Los Cachorros, con sucursal costera en San Clemente, hogar de sorpresas inaúditas. Arriba de una columna encuentro, como para llevar, La Conjura De Los Necios de John Kennedy Toole (Ed. Anagrama) y claro, me lo quedo por trece mangos, una ganga para este jóven clásico de las novelas contemporáneas, lo que sería El Cazador Oculto para nuestra generación. Sigo revolviendo en el sector Literatura Universal y encuentro Los Demonios De Loudon de Aldous Huxley, una novela protagonizada por el cardenal Richelieu, dispuesto a corromper unas monjas; un argumento que, supongo, no debe fallar; a este libro llego por la película Los Demonios del desaforado de Ken Russell, que mi padre insiste en que baje con el emule. De momento lo llevo. Más adelante, Evelyn Waugh (que era hombre, coterráneo de Steve MacEnroe y escritor satírico) se aparece con una novela de la que no recuerdo el nombre pero cuya trama se centraba en, si no me equivoco, la alta alcurnia londinense. De momento también lo llevo. Paso a lo latinoamericano, en el que separo mucho de Hugo Wast, mucho de Cortazar y nada de Saer -un día encontré El Limonero Real, aún soy feliz por eso-; entre, créase o no, libros de Lanata -¡fiction!- y de Rolando Hanglin -¡non fiction!-, se me escurre de las manos un volúmen editado por Beatriz Viterbo (la editorial rosarina de algunos de los miles de libros de Aira) sobre el Ensayo Argentino. Ya no recuerdo el nombre. Lo desestimo rápidamente por el precio -diéciseis-: algo elevado. Casi por el final del recorrido, veo a diez mangos la biografía -autorizada no por él, o si, pero a esta altura...- de Manuel Puig. Tenía ganas de leer algo de Puig, sobre todo La Traición de Rita Hayworth. Aspiro a que me cuente como era ser señorita (o gay entrelineas) de provincias en esa patria peronista y mitológica. Por arriba, leo muchas referencias al período dorado de Hollywood, bastante pedagógicas por otro lado, que estudiaré con más profundidad. El libro se llama Manuel Puig y La Mujer Araña, lo escribió Suzanne Jill-Levine y lo editó Seix Barral. Casi sin mácula, lo cargo por diez pesos y dejo a Huxley y a Waugh para otra ocasión.

Domingo 5 de Marzo. Después de perderse al no encontrar Plaza Serrano, C1 y C2 llegan caminando -si, leyó bien- hasta Plaza Francia, deteniéndose en boxes a cargar combustible gaseoso. A C1 lo invaden ritmo y remembranza de un Parque Centenario al que iba ¿con asiduidad? donde jugaba a la pelota con padre y hermano, revisaba las revistas viejas de El Tony y sufría en el pecho el estertor de un tambor uruguayo; recuerda asimismo el "lago" eternamente seco y sucio, el barro después de una semana lluviosa y el jogging azul con parche en las rodillas. No hay un recuerdo fiel de los artesanos; ese, en fin, era un recorrido que supone, disfrutaba más su madre. El, mientras tanto, pensaba en los goles que ya iban a venir de Ricardo Gareca. El deja vu de Plaza Francia, lo incita a la diatriba contra los artesanos (antes, había odiado a automovilistas, peatones y perros; asegura C2, con la serenidad de quién carga su pipa, que C1 odia casi todo; pero C2 no es creíble, dice C1). "Cada 5 puestos", insiste C1 "se repite el primero de la serie de cinco que inicia una nueva serie idéntica a la que antecede y a la que viene después". Mientras tanto, C2 piensa en otra cosa (C1 cree que es comida). "La cosa quedaría más o menos así", dice C1 con afán enciclopédico:
1) Un artesano del vidrio (de color)
2) Uno que vende bijouterie (ya no artesano, sino joyero)
3) Uno de cosas hippies, que va desde la agenda (uf!, sin días, pero con extractos de Galeano, jota jota, no la otra que uds. conocen) a la remera bathik.
4) Uno que fabrica algo derivado del cuero, que pueden ser cintos.
5) Alguna boludez aleatoria: remeras pintadas, pastafrolas, muñecos de gomaespuma.
6) Idem número uno -y así siguiendo-.
No obstante, C2 le recuerda a C1, el onomástico de su madre (de la madre de C1 estamos hablando, que fuera mencionada anteriormente) y de la necesidad de demostrarle su cariño con un regalo. C1 no comprende y desestima el comentario. C2 le hace entender que es importante. C1 duda, pero entiende que C2 por el hecho de pertenecer al mismo aquelarre, puede llegar a tener algo de razón. Un artefacto de cerámica con forma de gota llama la atención de ambas Ces. Consideran que es el regalo perfecto, ¡C1 y C2, por fin, coinciden en algo!. C1 paga, pero el regalo es envuelto en papel de diario, como una docena de huevos. C1 necesita una bolsa. C2, asegura conocer un lugar donde las venden. C1: incrédulidad, son las nueve y es domingo. C1 y C2 van allí donde venden "bolsas". El tamaño mediano es chico y el grande es grande les advierte el vendedor. Decepción. El tamaño de la bolsa importa. C1 compra la bolsa grande que, efectivamente, es grande pero es una bolsa. C1 está feliz. C2 está feliz después de cenar. La madre de C1, está feliz, al otro día cuando descubre el regalo. C1 piensa en la moraleja de la publicidad, aquella de la tarjeta de crédito y del "no tiene precio". C1, cree que este gesto inusual le permitirá realizar sus brabuconadas habituales que, a diferencia del pasado, serán recibidas con estudiada condescendencia. C1, piensa el que escribe, es demasiado ingenuo.
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